Subió al tren como una tromba; casi al mismo tiempo de cerrarse las puertas.
Julia vió esa gorrita de rafia salpicada de lluvia, vintage y graciosa, y tuvo un repentino ataque de curiosidad. Estiró el cuello desde su asiento, pero sólo logró -entre la gente apiñada de lunes, mal humor y nueve de la mañana-, sólo logró ver que aquella gorrita de rafia de pequeña visera, cubría un cabello oscuro, brillante, un poco enmarañado y, mas que nada, una gota redonda, atrevida y persistente, detenida en un rulo que se perfilaba entre la sien y la frente.
La vió porque esa gota reflejaba la luz de una bombilla del subte y parecía un diamante malabarista en ese rizo de pelo negro. “Oh, diamante malabarista?” , repitió para sí misma con cierto sarcasmo. “Qué horrible cursilería, ni siquiera es tarde de domingo!...” Pero seguía mirando hipnotizada la pequeña gota asida a aquel mechón escapado de la gorrita tan fashion, no?
Cómo no se había descolgado cuando él corrió hasta el tren? O cuando se hizo lugar entre la gente? Y entonces, todo sería en él tan gracioso como esa gorrita vintage y ese rulo tan sexy y esa manera tan sensual de llevar las gotas de lluvia por la vida?
Julia dio un respingo. “Ey, mira las consecuencias de un lunes por la mañana y esa lluvia sin aviso!...” Por otro lado, la víspera había sido un buen domingo, de ésos inesperados, con amigos, tragos, agua, sol, alegría…, pero la gota seguía allí y ahora podía ver una frente despejada y clara, en perfecto contraste con su cabello, en claro complemento de su gesto ajeno, siguiendo con su cuerpo el vaivén del tren, sostenido por los pasajeros vecinos.
Caramba, sentía la boca reseca? Por un instante entornó los párpados e imaginó esa gota entre sus labios y el rulo cosquilleando en su comisura y la frente fresca…, mientras sus dedos tocaban levemente su labio inferior y aquella gota de lluvia resbalaba por su cuello, redonda, atrevida, persistente.
Cuando aquellos ojos oscuros la miraron, solo por mirar alrededor, sin idea de nada que no fuera su propio hastío, encontraron la mirada de Julia esmerilada por un velo de embeleso y entonces dejó de mirar para ver ese gesto curioso, el cuello atento, la espalda erguida. Esa mujer lo miraba a él? En esa mañana de porras, en el subte, con su hastío de domingo como una bufanda? “Mi reino por esa mirada” se dijo. Y avanzó hasta ella, entre la gente.
Se miraron como si hubieran sabido que iban a encontrarse.
“Hace un minuto, sentí tu mirada como un estilete, ahora la siento como un beso. Es beso o estilete?” y sus ojos oscuros reflejaban claramente a aquel encantador urbano, que ella percibió de inmediato.
“Es por esa gota de lluvia que llevas en el pelo, nada mas. Me da sed.”
El desconocido inclinó lentamente su frente hasta la boca de Julia que se bebió la gota-diamante-malabarista apretando sus labios contra la frente fresca como si fuera un cántaro, absorbiendo como una suave olor a incienzo. Y él sobre su cuello, se respondió: “Es beso”.
Los sorprendió la voz que les solicitaba descender del tren y entonces, estaban solos. Se rieron y como una pareja salieron al andén.
Ella con su ropa de muchacha típica, con empleo fijo y amigos e inesperados domingos de alegría porque si.
El con su ropaje de todo me importa bastante poco y esperados domingos de hastío y “música porque sí, música vana”.
Ella le tocó apenas el pelo, sonrió con súbita tristeza y comenzó a caminar hacia la escalera mecánica.
Trastabilló casi en el primer escalón rodante cuando escuchó otra vez su voz: “El próximo lunes bésame aunque no llueva. Te andaré buscando”.
Se volvió de inmediato y ya no vió a nadie.
Sintió apenas el sabor de la lluvia. Ya no llovía.
Julia vió esa gorrita de rafia salpicada de lluvia, vintage y graciosa, y tuvo un repentino ataque de curiosidad. Estiró el cuello desde su asiento, pero sólo logró -entre la gente apiñada de lunes, mal humor y nueve de la mañana-, sólo logró ver que aquella gorrita de rafia de pequeña visera, cubría un cabello oscuro, brillante, un poco enmarañado y, mas que nada, una gota redonda, atrevida y persistente, detenida en un rulo que se perfilaba entre la sien y la frente.
La vió porque esa gota reflejaba la luz de una bombilla del subte y parecía un diamante malabarista en ese rizo de pelo negro. “Oh, diamante malabarista?” , repitió para sí misma con cierto sarcasmo. “Qué horrible cursilería, ni siquiera es tarde de domingo!...” Pero seguía mirando hipnotizada la pequeña gota asida a aquel mechón escapado de la gorrita tan fashion, no?
Cómo no se había descolgado cuando él corrió hasta el tren? O cuando se hizo lugar entre la gente? Y entonces, todo sería en él tan gracioso como esa gorrita vintage y ese rulo tan sexy y esa manera tan sensual de llevar las gotas de lluvia por la vida?
Julia dio un respingo. “Ey, mira las consecuencias de un lunes por la mañana y esa lluvia sin aviso!...” Por otro lado, la víspera había sido un buen domingo, de ésos inesperados, con amigos, tragos, agua, sol, alegría…, pero la gota seguía allí y ahora podía ver una frente despejada y clara, en perfecto contraste con su cabello, en claro complemento de su gesto ajeno, siguiendo con su cuerpo el vaivén del tren, sostenido por los pasajeros vecinos.
Caramba, sentía la boca reseca? Por un instante entornó los párpados e imaginó esa gota entre sus labios y el rulo cosquilleando en su comisura y la frente fresca…, mientras sus dedos tocaban levemente su labio inferior y aquella gota de lluvia resbalaba por su cuello, redonda, atrevida, persistente.
Cuando aquellos ojos oscuros la miraron, solo por mirar alrededor, sin idea de nada que no fuera su propio hastío, encontraron la mirada de Julia esmerilada por un velo de embeleso y entonces dejó de mirar para ver ese gesto curioso, el cuello atento, la espalda erguida. Esa mujer lo miraba a él? En esa mañana de porras, en el subte, con su hastío de domingo como una bufanda? “Mi reino por esa mirada” se dijo. Y avanzó hasta ella, entre la gente.
Se miraron como si hubieran sabido que iban a encontrarse.
“Hace un minuto, sentí tu mirada como un estilete, ahora la siento como un beso. Es beso o estilete?” y sus ojos oscuros reflejaban claramente a aquel encantador urbano, que ella percibió de inmediato.
“Es por esa gota de lluvia que llevas en el pelo, nada mas. Me da sed.”
El desconocido inclinó lentamente su frente hasta la boca de Julia que se bebió la gota-diamante-malabarista apretando sus labios contra la frente fresca como si fuera un cántaro, absorbiendo como una suave olor a incienzo. Y él sobre su cuello, se respondió: “Es beso”.
Los sorprendió la voz que les solicitaba descender del tren y entonces, estaban solos. Se rieron y como una pareja salieron al andén.
Ella con su ropa de muchacha típica, con empleo fijo y amigos e inesperados domingos de alegría porque si.
El con su ropaje de todo me importa bastante poco y esperados domingos de hastío y “música porque sí, música vana”.
Ella le tocó apenas el pelo, sonrió con súbita tristeza y comenzó a caminar hacia la escalera mecánica.
Trastabilló casi en el primer escalón rodante cuando escuchó otra vez su voz: “El próximo lunes bésame aunque no llueva. Te andaré buscando”.
Se volvió de inmediato y ya no vió a nadie.
Sintió apenas el sabor de la lluvia. Ya no llovía.
QUE ROMANTICO , ME ENCANTO¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarUNA BELLA HISTORIA
BESITOS, BUENA SEMANA
Es una hermosura, probablemente jamás sucederá en la "realidad" casi idiota una escena como esa, pero como deseamos que suceda. Entonces vengo a leerte...y sucede!!!
ResponderEliminarGracias, muchas gracias
Beso de lluvia
SILVIA, a cambio de tu preocupación por la luna! gracias por tus soplos!
ResponderEliminaramigo... que siga sucediendo! beso de luna para tus ventanas abiertas!
ResponderEliminarLo que puede hacer una sola gota cuando la conviertes en imágenes y palabras. No acostumbro a hacerlo cuando comento pero tu texto tiene relación con mi último post. Cada vez me gusta más tu espacio. Te felicito.
ResponderEliminarBesito de mago y abrazo de oso
Carlos Eduardo
Perfecto ralato de un encuentro de amor. Me encantó Besos Pilar
ResponderEliminarEsa gota de lluvia, me eleva las ganas.
ResponderEliminar;)
Hermoso encuentro. "Es beso o estilete?"... me gusta cómo escribís... muchas imágenes.
ResponderEliminarUn beso.
Compartir los escritos, ¡hay algo más noble?
ResponderEliminarquiero que compartas mIs letras.Visítame
mil abrazos