lunes, 26 de diciembre de 2011

milagro navideño

 
No se lo va a decir a nadie. Porque es difícil de creer y porque ahora está asustada. Feliz, pero asustada.
Es que nunca pensó que su primera vez iba a ser así.
Cuando se durmió en el sofá de la sala porque el champaña le llenaba de burbujas la cabeza y porque en el parque hacía frío para sus hombros desnudos y su solero de seda, no pensó que iba a ser así.
Que él se apareciera a despertarla de esa forma y le hiciera el amor tan maravillosamente. 
Cuando se le acercó, aunque el ambiente estaba en penumbras, iluminado apenas por las luces lejanas del parque, no era gordo ni viejo. Sus manos suavísimas la recorrieron toda entera produciéndole ese placer tan inquietante, que la hizo a la vez ponerse tensa que relajada, mientras sus besos tenían ese leve gusto a alcohol y a chocolate. "Bombones de licor", pensó a la mañana en la ducha, mientras se tocaba los labios de la boca y se le inquietaban los otros labios, de la sonrisa vertical, donde palpó una inflamación nueva que la hizo suspirar, sin poder evitarlo. 
Entonces, recordó claramente ese instante de dolor intenso que se diluyó enseguida en toda esa voragine de sensaciones que le produjo él -no se anima a nombrarlo- que le dijo: "Feliz Navidad, bonita!", antes de desaparecer... (por la chimenea?!), dejándole aquel sentimiento de secreto milagro.


No se lo contaría a nadie; ni siquiera a su hermana, ni a su amiga Rocío. No lo iban a creer. Pero ella sabía que había sucedido: su cuerpo en vilo y esa mancha roja en su bombacha, lo demostraban sin dudas.
Se sintió, sin poder explicarlo ni para ella, como una especie de elegida.
Por eso le pareció tan desubicado su primo Julián, cuando le  rozó con tanta confianza la cintura y le hizo esa mirada como de "yo lo sé".


imagen: misteridea.com

martes, 20 de diciembre de 2011

cartas


                                                                 Buenos Aires; 21 de diciembre de 2011.

Faustino querido:
                                    Hoy, ordenando mis cosas, he vuelto a leer tus cartas. Así es que puedo imaginar que ya reconocerás alguno de tus rasgos en la carita de tu nieto, que además te nombra con su nombre. He pensado mucho y de diferentes formas en vos, y en nosotros, este tiempo.
                                   No quiero para nosotros el olvido. No quiero olvidarte ni dejar atrás el relato de nuestra historia. No se me antoja. Han sucedido entre vos y yo, mas que el amor, el sexo, las caricias, los miedos, el sueño de un hijo, el encuentro superando la distancia, el adios. Han sucedido entre nosotros la vida y la muerte, nada menos.  
                                   Sin embargo, es cierto y es terrible que tenemos un destino ineludible y siempre estaremos separados por tu vida y por la distancia entre tu casa y la mía, simplemente.
                                    Así que hace un mes me compré una valija, un vestido nuevo, una cartera cara, zapatos de tacón muy alto y un boleto para un crucero. Como en las películas. Parecía un poco raro porque me embarqué sola donde todos van en pareja o en grupo de amigos. Y como en las películas, el Capitán me invitó a su mesa, para disimularme la soledad, en la fiesta de bienvenida. Y me invitó a bailar. Y bailamos. 
                                    Con el amanecer yo sabía de su dolorosa viudez y él sabía de mi amor desolado. Fue lindo, inocente, aventurado, pensar que nos habíamos encontrado para volver andar acompañados. Dos personas grandes! Ambos sabíamos que no teníamos edad para la ilusión y, sin embargo, acá estoy yo ordenando mis cosas para dejar que una suave esperanza me refresque la vida. No sé cómo escribirlo sin llorar, sin que se me desmaye de despedidas la sangre pero, Faustino de mi alma, te estoy contando que he decidido decirle a José que sí. Que voy a aceptarle la invitación de acompañarnos intentando que el amor nos nazca de nuevo y nos alegre el cuerpo y los ojos. 
                                     Querido mío de casi toda mi vida, guardaré dentro de mi corazón el recuerdo de nuestro romance a destiempo y en la oquedad de mi vientre lo nuestro que no ha sido. Lo prometo con la fuerza de este lazo invisible que nos atará para siempre.
                                       Ahora sí, te mando un adiós que nos abrace enteramente, suave e indescifrable como el aire de la eternidad.
                                       Y aquí me quedo mirando llegar la claridad de mañana en los ojos de ese hombre con el que compartiré el aire, la lluvia, el vino, el pan, la risa,  el cuerpo y la cama, alimentando el sueño de ser felices.

                                                                       Celina


(y mirá! hoy empieza el verano...)
                                     
                                    

sábado, 17 de diciembre de 2011

siempre hay alguien

                                    "siempre habrá sol, aunque en lo ojos llueva" R. Esmoris Lara

Cuando decidió pasar por el cementerio, el sarcasmo de la soledad le arañaba el alma. "Ya ni Sandy", pensó. "Y encima, la lluvia". 
Dio una vuelta por las primeras veredas y refugiado en el alero de uno de los panteones, fumó el cigarrillo que le quedaba mirando el silencio de los ángeles caídos.
Cuando se va, alza los hombros, se acomoda el sombrero y silba bajito. Anda solo el Detective, ultimamente, sintiéndose un desierto.
Camino a la parada del bondi, la ve. Apenas llovizna y ella está guarecida a la entrada del Centro Cultural Recoleta, qué ironía. Se acuerda de lo que dice su amiga Sonia: "Cada barrio tiene una puta, tenés que saber verla, nomas." Y de eso otro: "Nadie hay mas solo que una puta". Y ella de eso, sabe.
Así que piensa "veamos quién gana", salta tres charcos y se le acerca.
-Hola. Me acompañás a caminar? Total, ya estamos mojados.
Vaya a saber porqué, ella sonríe. Y es linda. Tiene unos ojos enrimmelados que no lo miran y una minifalda floreada. Hace un gesto de que no puede, que el Detective entiende enseguida. (El es especialista en gestos sin palabras). 
-Empecemos por caminar; y vamos viendo.
Se acompañan despacio, con las cabezas entre los hombros, casi, con esa lluvia suave y tupida del momento, que lo hace tomarla del brazo cuando cruzan la calle y cuando entran al bar.
-Mirá- le dice ella, acomodándose el pelo corto, oscuro, empapado- Yo estoy trabajando y cobro la hora...
-Te voy a pagar, no te preocupés. Ahora te invito con un café. Para entonarnos- dice el tipo en una especie de promesa, más para sí mismo que para ella.
Después de pedir los cafés, se miran. Se sonríen con la timidez que tienen los de la calle, a veces.
-Me gusta que no seas tan joven.
-Vos parecés más viejo.
El Detective piensa que la soledad hace esas cosas. Arruga y engrisa. A ella también se le nota la soledad, pero no por eso, si no porque parece un poco asustada, no se anima a mirarlo.
Sin embargo, no fue difícil. Es viernes, la lluvia, las soledades percibidas, el café caliente. El le cuenta de su primera vez, en un kilombo de su barrio, cuando la ansiedad le hizo caer el semen en los mocasines nuevos y hubo que volver a empezar.
Ella suelta una carcajada que desentona con el lugar. "Mi primera vez no fue tan divertida", comenta como si nada. Y luego cuanta una anécdota simple, cuando se enamoró del dueño de la parada de diarios y quiso tener un hijo con él. Pero él, no. Así que lo tuvo sola y se llama Gabriel, como el Angel. Y son casi felices.
Y el Detective piensa en los ángeles del cementerio y en su vida y dice: "Yo no, yo no tengo hijos". Ella lo mira, nomas.


Cuando se dan cuenta, ha pasado la medianoche. Y ellos fueron viendo. Acercándose cautelosos, porque él se iba sintiendo cómodo y ella como sin "trabajar". Pero fue un sexo acompañado, divertido, con cigarrillos compartidos y algún beso "de verdad", con ganas, con deseo diferente de la calentura. 
-Tendría que irme.- dice extrañado el Detective, porque sintió que se estaba disculpando.
-Yo también- y otra vez no lo miran sus ojos enrimmelados.
Arreglaron las cuestiones del dinero, rápidamente. Y salieron del hotel en silencio.
En la esquina, se abrazaron en un abrazo que pensaron juntos. Un lindo abrazo, nada desértico.
-Gracias, nena. Me entretuviste muy bien la soledad.
-Viste? Siempre hay alguien.- y esta vez, sí lo miró.


El Detective encendió un cigarrillo, mientras escuchaba el taconeo a la carrera para alcanzar el bondi.
Ya no llovía.

bondi: transporte colectivo local.
kilombo: prostíbulo.
mocasines: modelo de zapatos sin cordones.
Centro Cultural Recoleta: está ubicado en uno de los barrios aristocráticos de Buenos Aires, donde las putas no se encuentran en las calles.
Sonia es Sonia Sanchez, una mujer brillosa y brillante que pudo dejar de ser puta, de la que escuché yo esas frases y a quien dedico este post.


fotografía e idea robados del blog "la menor idea" de mi amigo Marcelo. mea culpa.

martes, 13 de diciembre de 2011

martes 13

                                                                                    a mi amiga Maga, musa de estas letras.

Se levantó temprano. Entre Morón y el centro hay un trecho y decidió dejar el auto en casa. Seguro que Buenos Aires es un loquero y encima es martes 13.
A eso de las siete y media compró el diario y tomó el tren. Por suerte, está nubladito y fresco. Había decidido tomarse el día porque en el taller nada era urgente y el pibe se iba a arreglar muy bien. Fue al pasar de la página siete a la ocho cuando se le mezclaron con los títulos un par de buenas piernas que terminaban en sandalias rojas. Miró de querusa, pero una señora corpulenta tapaba a la dueña. En fin.
Caminó lento la distancia hasta el subte. Iba sin apuro. En el tercer vagón encontró lugar para sentarse y cuando iba a retomar el diario, se encontró con las sandalias rojas y su dueña toda entera. La miró despacio porque ella también leía. Le gustaron su pelo castaño con algunas canas, el escote que coronaba unas tetas suaves ("suaves, dije?") y el vestido floreado. Le llamaron prestamente la atención los accesorios: una cadenita en el cuello con un dije en forma de pirámide de esas para la energía o algo, una cinta roja en la muñeca izquierda y un anillo con la cabeza de un búho en el índice derecho. La sumatoria de detalles lo llevó a una rápida conclusión: es supersticiosa.
Se sintió un tanto estúpido; con esas piernas y esas tetas, él pensaba en eso de la supertición. Miró sus manos y agradeció que el pibe lo convenciera de usar guantes; había desaparecido de sus manos aquella pátina oscura y grasosa que le dejaba el taller. Levantó la vista y ella lo estaba mirando. "Tiene ojos amarillos?" se preguntó, mientras se escondía tras el diario. "Ojos amarillos tienen los gatos" se dijo. Y ella no parecía un gato.
Se miraron otra vez, aunque ella parecía pensar en otra cosa y sí, tiene los ojos amarillos. La vió que se paraba para bajar en Estación Uruguay y ni siquiera lo pensó.
La alcanzó después de casi correr media cuadra. Se pasó la mano por el pelo y la llamó: "Señora, me permite?" Se dió vuelta y lo miró con sorpresa; no con miedo, con sorpresa. "Mire, yo sé que es supersticiosa (soy tan imbécil que dije eso?), que hoy es martes 13, pero si tiene media hora la invito a desayunar".
Entonces, Diana lo miró con sus ojos de gata. Se encontró con ese tipo del subte, el del diario al revés y las pestañas ésas ("pestañas esas?") y le dijo: "Confianzudo y mentiroso. Debo estar loca si acepto tu invitación".
-Mentiroso? Ya? En que se me notó?- preguntó con voz y mirada de atorrante, sintiéndose ganador.
-Por el diario al revés- le dijo ella de una manera que lo hizo sentir un impecable gil- y para demostrarte que no soy supersticiosa, adónde me invitás a desayunar?
                                                     
Hicieron el amor como si no fuera martes 13. Se embarcaron en caricias lentas y en besos de esos con risas y ruiditos, que cosquillean la piel de la espalda y siempre resultan tan caminadores. Navegaron por charlas susurradas y se fueron contando sus soledades, los amores contrariados, la esperanza traidora que los hacía esperar sin nada más que contar otro día en las mañanas del espejo. Se abrazaron de tantas formas impensadas y se cogieron con la desazón de los que se encuentran en el desierto: descreídos y maravillados.
Así que a la hora del atardecer, cuando el hotel se hizo hotel y ellos se miraron sin saber apenas más que sus nombres, se prometieron que eso que vinieron a hacer hoy, lo harían mañana, juntos. Que hoy no hubiera resultado bien porque es martes 13.
Tomaron el subte y el tren, distraídos por los besos, por las palabras que susurraban para que hubiera otro encuentro, por las manos asidas para cambiar los pulsos. Y el pulso del tiempo. Y el destino.

Y tal vez, resulte. Aunque sea martes 13.


imagen de internet

miércoles, 7 de diciembre de 2011

abrazos y aplausos para ella

Te miro
 
Te miro. No te das cuenta, pero te estoy mirando.
Te miro desde atrás de un vidrio que cubre mi acecho, nadie sospecha mis intensiones y puedo mirarte, recorrerte a mis anchas porque no te das cuenta, no ves mi media sonrisa ansiosa por descubrir tu cuerpo.
Tu día pasa indiferente a mi presencia porque no me ves, porque no sentís como te persigue mi mirada cuando te pasás la mano por el pelo, cuando tu boca hace una mueca y me provoca querer preguntarte: Qué piensan tus manos mientras te miro, que imagen de repente llega a tus labios, que arrojo de asombro descubren tus ojos? Te miro desde lejos, te persigo, te vigilo como un cazador a su presa, como un vampiro esperando la noche. No te das cuenta, pero te miro. Te miro reír, y me sonrío, conozco tu risa, se como suena, como se despierta y vibra en el aire. Te miro y te imagino.
Tus ojos se vuelven al cristal y no te das cuenta pero están mirando los míos.
 
 
publicado por CeciliaG. en su blog dos segundos y un suspiro
 
queridos míos: la autora es mi hija. y gozosa estoy! le he enseñado el ejercicio de la sensualidad (como mi madre me lo enseñó, sin palabras y sin reglas) y ella lo ha aprendido tan preciosamente!

martes, 6 de diciembre de 2011

diatriba contra los balances

me he despertado esta mañana con el alma enjundiosa.
ando en días en que la alegría se me resbala como agua entre los resquicios del alma.
por tanto, he decidido ir en contra de todos los balances.
soy esta que soy: una elefanta que quiere volar, escribí hace un momento,(gracias a la magah o al face book, no sé) y me encontré con mi mejor retrato.
tengo con el tal Cupido todas las cuentas saldadas, asì que ya ni siquiera pienso en los mangos que debiera devolverme.
los números, la rutina, algunos maltratos, esas miradas grises, las cuestiones escondidas, narcotizan mi sensualidad cada día y cada día vuelvo a despertarla, así que no me vengan a mí con balances!
es casi fin de año en el almanaque, pero es la mitad, el comienzo o casi el ocaso, apenas nacimiento una y otra vez en mi corazón, en las puntas de mis dedos, así voy a vivir cada día como si fuera jueves y ya. que el jueves es un buen día para expectativas y casi nadie  tiene eso en cuenta. y se desarmarán todos los balances!
desde el día siguiente al que nací me peleé con las balanzas y voy a entregarme a los balances, justo ahora que decidido ir a las suarés de mocasines, con solo una brillante mirada engalando mis desnudeces? me niego desde todos los intersticios! y desde cada pequeña gota de mi sangre.
arrojaré un manchón de tinta sobre la palabra "debe", que implica culpas, deudas, alegorías nostálgicas, des- libertades.
dibujaré un tachón rabioso sobre la palabra "haber", que no quiero saber lo que me falta y quiero sentir que todo me sobra.
ya no quiero saber si sus brazos son protección o desconsuelo. válgame solo su abrazo inventado para convencerme que el amor existe, aunque yo ya no lo crea.
que el sol me entrecierre los ojos y la luna me despabile la mirada.
que mi alma vuelva a estremecerse cada mañana y sostenga mi risa sin que se cuele por sus resquicios. que no tenga resquicios.
que mi corazón se alumbre con los ojos de Cleo.
que Camilo y Cecilia anden sin lastimarse.
que siempre cuente yo con una copa de vino, un pedazo de pan y otro de queso, y buenos amigos con quién conversar, para no olvidarme de cómo es la felicidad.
que el artista con su andar me convenza cada día que ha sido un buen camino.
y que mi piel esté siempre pronta.
sin ningún maldito balance.

imagen: Botero

jueves, 27 de octubre de 2011

aplausos y abrazos para ella

ATAQUE MASIVO-



... apenas veo, por las hendijas de la persiana y por la ínfima abertura de mis párpado, el gris del cielo… apenas, un filoso hilo de frío, delgado y agudo, me roza la piel, arrebato las sabanas y cubro mi cuerpo despatarrado… voy abriendo los ojos bajo la tela, descubro mi mirada larga, albergando en un interminable vacío…descubro una distancia eterna entre la punta de mi nariz y los dedos de mis pies… respiro el calor de mi cuerpo encerrado entre mis brazos y sujeto a mis manos.
Ahí abajo también amanece por mas que no quiero…abro los ojos amodorrada, despidiendo la luna…aquí también todo es gris…el aire que parece entrar por mis ojos me pone a levitar contra el techo, arañando el cielo raso e intentando no pisar el suelo…escucho música del otro lado del techo…

… apoyo mi oreja en su suelo, en mi techo…respiro profundo con todo el cuerpo, un suspiro largo…comienzo a excitarme …me gusta lo que escucho… me erotiza…mi pecho se pega a su piso, excitado…y él desde arriba sabe…se tira al piso… me percibe… me busca arrastrándose como un animal en celo…me huele…callado…tiembla y yo siento su miedo… latimos fuerte… jadea y lo sigo…camino en cuatro patas por mi techo siguiendo su roce contra su piso, me deslizo por la pared arrastrándome, pegada a su cuerpo…agudizo mi olfato y sigo su huella…su olor…blanco…espeso…de pronto lo pierdo, me desespero por encontrarlo…mi cabeza gira atenta hacia todos lados…allí otra vez…jadea…se mueve despacio…lo sigo…llego al piso…está ahí, detrás de la pared…puedo dibujar su silueta con mi lengua…siento sus manos que atraviesan el muro como un jarabe escurridizo entre el cemento…se meten entre todos mis labios y con la violencia justa me arranca de mi encierro y me lleva…y me dejo llevar al espacio que me abre entre sus piernas… hasta que amanezca y apenas, un filoso hilo de frío me roce la piel, vuelva a cubrir mi cuerpo cansado y tu maldita despedida vuelva a hacer blanco en mi estúpido cerebro. 
publicado por magah en su blog Palabras descalzas


ando en días en que lo que puedo hacer me hace a mí antes de que yo lo haga, así que estas letras me han atacado así, masivamente.
estas palabras descalzas hablan de la sangre de su autora, desnudamente.
para vuestro gozo!

lunes, 26 de septiembre de 2011

domingo



se vistió después de un aseo rápido, desistiendo de la ducha; quería irse.
había transcurrido todo con una crueldad innecesaria.
despedirse de ella justo un domingo a la tarde, lo hacía sentir un imbécil ahora mismo.
habían hecho el amor luminosamente. 
Beatriz estaba feliz como una adolescente: era el primer domingo que estaban juntos.
cuando le dijo que ya no la vería más porque se estaban complicando las cosas con su mujer, ella lo miró como si se estuviera cayendo y le preguntó: "viste que precioso está el geranio que me regalaste?"
luego le volvió la espalda y antes de comenzar a respirar con el ritmo pausado de los que duermen, le dijo suavemente: "no quiero que me avisen cuando te mueras".
él se quedó un momento sentado en la cama, sin pensar en nada. miró un momento el libro cuya lectura habían compartido después de las caricias y las risas de Beatriz, y decidió irse en silencio.
antes de cerrar la puerta escuchó un leve sollozo.
el atardecer de setiembre le asoló el alma.




compartiendo a edward hooper con Ricardo

miércoles, 21 de septiembre de 2011

cartas

    

                                                                 Villa Ángela; 19 de septiembre de 2011.-

Mi querida Celina:
                            Cuando recibí tu última carta, sentí que la vida me castigaba injustamente. Lloré secretamente durante varios días ese inusitado dolor que me causó tu decisión. Tuve que inventar problemas de negocios para justificar mi oscuro humor con Carmen. Le he mentido muchas veces a mi hija, un asombro emocionado por su panza creciente, secándome las lágrimas que me provocaba esa tristeza honda y furtiva que me hace pesado el paso. Ay, por cuántos días tuve ese entreverado sentimiento de rabia y frustración, mientras te cargaba con la culpa de haberme privado de un hijo, santo dios, con qué maldito derecho! Quién te creíste, dueña de qué potestad? Qué autoridad tenías para indicarme que debía entender tu decisión, "para sentir que somos dos valientes a los que el Amor ha salvado de nuevos errores"? Me habías despojado de la ilusión de tu amor, como si nada. Y casi me parecía que no iba a poder perdonarte.
                                Pero hoy, mi hija vino a visitarme con su enorme vientre y su sonrisa de siempre, para decirme que tal vez cuando cambie esta luna o si sucede una tormenta de primavera, a mi nieto se le de por llegar y que le gustaría que yo esté allí. Entonces, le miré la carita con ojos asustados y mientras la abrazaba, mientras le besaba la frente, comprendí todo de golpe.
                                Acompañé a mi hija hasta la puerta y quedé en silencio, mirando para dentro, donde tengo guardada la memoria de tus ojos, de tu boca, de tu pequeño cuerpo, mi querida, pensando en lo que habrá sido de vos en todo este tiempo, sin nuestro hijo y sin mí; sin nadie a quien contarlo, con quien compartir tu miedo, sin mi abrazo y sin mi boca besando tu frente. Qué inmensa soledad habrás sentido con mi silencio de todo este tiempo. Sin ilusiones y sin risas; con nada que alimente el amor que debió ser de los dos y se quedó contigo.
                                 Celina de mi alma, qué egoísta me siento en este momento, pero sin remedio: has hecho muy bien lo que has hecho, ya que yo no hubiera estado a tu lado (ni siquiera sé si te veré otra vez), porque mi vida está acá, donde nací e hice mi familia y mi historia. Claro que estarás siempre en mi corazón, en mi alma, en la memoria que mi cuerpo tiene del tuyo, pero ya ves, hay cosas que no se pueden cambiar.
                                  Aunque afuera es primavera y el aire parece nuevo, has visto? Vos volvés a ser aquella dulce muchacha de mis cartas y yo..., yo soy por miedo a tu olvido aquel muchachito asustado que fui en Malvinas, pero así es la vida, a veces.
                                   Celina, procura ser feliz e intenta para mí un suave olvido, guardando el recuerdo de nuestro desafortunado Amor.
                                                                     Faustino 

jueves, 15 de septiembre de 2011

abrazos y aplausos para él

► mujer azul



ella cambia de vestido
es pájaro y rama
viento desolado y trago de ginebra
latido del reloj y chirriar de una puerta
galope de caballo y palada en la tierra
café desvelado y un niño dormido
niebla de otoño
y leña
sirena de un barco y campana de escuela
tren de madrugada y pueblo perdido
risa del encuentro y dolor del olvido
sombra del bosque 
y calle de arena

y madura en los vinos
y se adornan los pueblos con ella
                                                  
                                                           roberto esmoris lara



"siempre habrá sol aunque en los ojos llueva"
 

y siempre es solaz de mis vendavales, en sus letras, mi querido esmoris

publicado por Roberto esmoris Lara en su blog quenoseademasiadotarde

domingo, 11 de septiembre de 2011

11 de septiembre


En Gualeguay, Raymundo Torres acompañó a su nieta a la Escuela y se emocionó cuando la niñita abrazó a su maestra, la que le ha develado los primeros misterios de las letras y los números, y le dijo: "Este regalo es para vos; lo compró mi mamá. Y estas flores las cortó mi Abuelo Toto, que es el papá de mi mamá. Te quiero mucho!", mientras entregaba sus regalos.
Raymundo ha cambiado una sonrisa apurada con la "Seño" de Sol y vuelve a su casa silbando bajito. En el jardín corta unas margaritas con gesto adusto.
La caja de zapatos está en la parte alta del viejo ropero y tiene que disimular su artritis para bajarla. Con la ansiedad de un jovencito, se calza las gafas y se arrima a la mesa junto a la ventana. Busca en el fondo de la caja, entre las fotografías mas viejas y le tiemblan las manos cuando encuentra su fotografía escolar de cuarto grado en la Escuela N° 8. Espera un ratito a que se le calme la vista y entonces la distingue muy bien: a su lado, linda como era, está su señorita Nilda. Qué enamorado estaba de ella! Un nudo en la garganta lo hace sonreirse. Por ella se hizo carpintero -"él más lindo de los oficios!", decía- pero no se lo pudo contar; en ese tiempo ya no estaba en Gualeguay. Apoyó la foto en su velador y en un vaso puso las margaritas. "Soy un buen carpintero, señorita Nilda!" le contó bajito; y secándose las lágrimas de un manotazo, Toto quiso aún mas a su nieta, por ese recuerdo.
                                                                    
                                                                   *******
En Nueva York, Mary Anne López sale para su trabajo como cada mañana, con la vista perdida, ignorando los uniformes, la tensa calma; baja del bus y camina lento, ignorando también ese pedazo de cielo que hace años no se podía ver. Se sienta en su lugar, enciende la PC, sin mirar las miradas que la miran de esa manera en esa fecha, cada uno de los últimos años. Es solo un momento y luego cada uno sigue con sus cosas. Mary Anne trabaja como una autómata y a las dieciocho apaga su PC, saluda distraída y sale.
Baja del bus y se apresura. Se mira de reojo, por pura costumbre, en la pared espejada del hall de entrada. Ya no tiene su brillante cabello negro, ni el cuerpo turgente. Ni su risa, ni su mirada envolvente de latina. Ya no le queda casi nada a Mary Anne. Solo ese secreto que la hace ser diferente a cada habitante de Nueva York, por estas fechas. Ella no lamenta el desastre. Desde ese día es suyo aquel hombre que ama tanto y que fuera tan ajeno.
Los ojos negros de Mary Anne solo se iluminan cuando escucha ese mensaje que guarda, puntualmente, cada tres días en su viejo teléfono móvil: "Esto es un infierno inexplicable. No saldré vivo. Pero si saliera,elegiría tus brazos", y se enciende otra vez su alma cuando escucha que Richard solloza como un niño.

a mi madre y a las fieles amantes

sábado, 10 de septiembre de 2011

hoy

hoy
me desperté tristenojada
neblinosa
yéndome mientras me quedo
pero después
el solcito ése
la voz de camilo
una charlita necesaria con cupido
-su voz que es igual, pero no-
delinear con cuidado el pestañeo
el gusto mentolado del rouge
quizá
el pañuelo floreado
la peli de amor tan linda
y la mirada soleada de cecilia
el espejo
diciéndome que puedo
que sí
que estoy esperándome.

se abre algo como un camino
y un murmullo de plumas
me inquieta la espalda.

miércoles, 31 de agosto de 2011

tormenta y sol para Estercita

Estercita, como nos gusta llamarla, es  una escandolasa tormenta de verano, es la hermana mas mala de Cenicienta, es exhuberante como una flor carnívora, es una callejera injuriante y escatológica, es una muchacha salvaje, es una dama distante, es Gatúbela y Grisel, es un caramelo de menta en medio de un velorio, es un dedo índice agujereándote el hombro, es un cigarrillo compartido en el baño de la escuela (cuando eso era un delito), es Heidi y Merlina Adams jugando a la Rayuela, es el cómplice perfecto para robar un banco, es una niña huèrfana enojada con su gato, es una memoria con heridas abiertas,  es una adolescente hambrienta de sueños, es una Juana de Arco con sus propias hogueras, es una mujer leve, encerrada en su propia Torre de Babel. Siempre me llamó la atención su especie de locura, su inteligencia, su alma en carne viva.Y hay quererla así como es, ineludiblemente.

Feliz primer día del resto de la vida, Loca querida!

lunes, 22 de agosto de 2011

su tanka y mi osadía





 La voz del ave
Que en la penumbra esconde
Ha enmudecido.
Andas por tu jardín.
Algo, lo sé, te falta. 
                JorgeLuis Borges

andaba yo con mis gorriones en silencio,mis cartas esperando, mi página en blanco (sin mi actitud Cleopatra!), gris como el cielo de este lunes, porque la laboriosa rutina y otros menesteres no me tiran a la celda en que me hallo presa, más que fuentes de cansancio y lunas apagadas. 
pero hoy, porque ayer hubo caricias de las del romance y besos en el marco de la puerta (antisísmicos), me asomé a mi alma y al espejo, inopinadamente; y ahí, enredadas en el ficus que crece sin que le importe nada, solo por verdecer mi balcón o algo, dos palomas se reían de este gris cielo de lunes, empicándose con una envidiable pasión sin necesitar otros motivos; quise escribir uno de esos versitos japoneses que acotan las expansiones (como ando necesitando para esta cosa de regresar sin irme) y se me apareció ese tanka del Tipo, explicándome esta especie de lentitud que me anda navegando la sangre.
salve a El, que inspiró con esa savia esta osadía.

me sobran grises
enmohecida mi alma
en la rutina.
desandaré mis pasos.
el amor aun me salva.
                    
sigue tratándose de sensualidad, claro. 
la imágen es de Tachibana, que siempre me conjuga.

miércoles, 20 de julio de 2011

ménage a trois

                                                                                             a Monsiour Camembert, 
                                                                                                                               Monsiour Cabernet 
                                                                                                                                   et Madame Cabaret, certainement 

 Es noche de domingo, garúa y frío: un destino ineludible el bar de Sandy.
Cuando Suarez de Luna abrió la puerta con apuro, tuvo esa sensación de llegar que provoca casi siempre ese lugar. Las chicas lo saludaron con un alegre murmullo y Sandy le tiró un beso desde la barra. El sonido del piano le hizo pensar que hoy no necesitaría de su libro. 
Había poca gente. El Turco no estaba, gracias a dios. Mmm..., algo no andaba como siempre. El Detective estaba sentado a la mesa de la ventana, lo que significaba algún conflicto. Otro indicador es que lo saludó con un gesto casi imperceptible, sin invitarlo. Mejor así. Las chicas mataban el aburrimiento con anécdotas repetidas en su rincón. Dos o tres parejas..., y ese tipo un tanto raro, con esos anteojos de marco blanco y ja, ja, qué conjunto esos bigotes. 
Ocupó la mesa de sopa, vino y libro, percibiendo que esta noche sería distinta.
El pianista lo cambiaba todo. Era extraño el hombre; mirándolo bien, cuando se pasaba el primer impacto de su nariz, algo le suavizaba la cara y tocaba el piano con raro preciosismo considerando el lugar.
La muchacha que se acercó, como una gata (las muchachas de Sandy se movían así, inevitablemente) y le dijo como si le dijera un secreto:
- Sandy te aconseja cambiar la sopa por un camembert que le trajo el Turco de no sé dónde.
Suarez sonrió seducido por la oferta. "Ese camembert es mejor que tu sopa, Sandy?" La mujer le guiñó afirmando, "es mejor. gracias por tu piropo, lindo!" y se rió con esa risa que hizo moverse en la silla al detective.
Cuando iba a contestar, notó que el tipo de los anteojos de marco blanco se acercaba a su mesa con botella de vino y su copa.
-No sé, me parece conocerte y esta no es noche para soledades- explicó con sonrisa y mirada amigables.- Si querés compartimos tu camembert con mi cabernet, que hacen buen maridaje. O vas a tomar sopa?
Suarez de Luna lo relojeó con la mirada de los del barrio de Liniers para lo extraños. Y lo aprobó con una inclinación de cabeza.
-Sandy, que el camembert sea para dos y otra copa. Y ese pan mágico que siempre está caliente!
Los tipos se cambiaron nombres y el "nuevo" curioseó datos del lugar con el amigo de la dueña. Todo lo que escuchó le confirmó la intuición que lo llevó a entrar a ese bar.
- Sobre todo, este es un lugar donde se guardan los secretos.- sintió como un orgullo infantil, cuando dió el aviso- Y ahora tenemos pianista.
El pianista se había mandado con "Garúa", y los dos estuvieron un momento callados. El Detective saludó levemente y se fué, sin mas.
Legó el camembert y el cabernet le puso color y calor a las copas. El pan estaba caliente, qué suerte. Suspiraron y rieron con placer, como si ya fueran amigos.

Se produjo, entonces, esa especie de milagro que sucede siempre en este lugar, y especialmente, las noches de domingo.
Sandy, caminó lentamente hacia el piano, le rozó apenas la mejilla al pianista y los dos fueron cómplices excluyentes con Maybe this time. En la íntima voz áspera de la señora  estaba el color del Cabaret.
Suarez de Luna se celebró por elegir lo de Sandy este domingo, el de los anteojos de marco blanco se estiró cuan largo era para gozar de esa magia.

Y el rincón de las chicas se alumbró con pequeñas carcajadas: el Angel de la Sensualidad les cosquilleaba la entrepierna.






miércoles, 13 de julio de 2011

cartas


                                                                       

                                                                                Buenos Aires; 8 de julio de 2011.-

Querido mío:
                             He estado todo este tiempo pensando en este amor a destiempo. En este amor sin rumbo, perdido y encontrado, que no puede pensar en mañana, que solo se hará de ayeres. Y he estado llorando por mí, por vos y por el hijo que no tendremos.
                              Pensé todos estos días en cómo hubiera sido nuestra historia si yo hubiera sido menos decididamente cobarde. Si no hubiera tomado la iniciativa cortando nuestro amor, porque entonces me parecía imposible. Cómo hubiera sido escribir nuestra vida juntos? Proyectar nuestro futuro como una pareja común; terminar nuestras carreras, construir nuestra casa, tener nuestros hijos...
                               En la última carta que te escribí, yo me lamentaba porque nos habíamos perdido la pasión. Pero luego vos me regalaste esa visita, esa semana tan dulce, tan amorosa y apasionada, tan llena de risas y momentos felices; esa forma de andar por la vida con el paso ligero y la mirada brillante, a la que yo había renunciado para siempre. Y de la forma mas triste: sin darme cuenta.
                               Cuando te plantaste en mi puerta con ese ramo de margaritas, yo tuve que adivinar, esforzarme por saber quién eras porque mi alma no se animaba, mi corazón a los saltos. Pero por suerte tu mirada oscura sigue siendo la misma y entonces, pude abrazarme llorando al Faustino que había llenado de sueños mis dieciocho años. Cuando te ví, ya no me importó aquella vieja reconvención de mi madre: "No lo conocés, Celina. No sabés quién es, cómo vive, cómo es su familia. Chaqueño, imaginate. Ni sabemos qué educación tiene. De lejos todo muy lindo, pero y despues?" Mientras te abrazaba y lloraba y me reía, aplastando contra tu pecho las margaritas yo sentía que todo empezaba a estar bien. Maravillosamente bien!"
                                Fue tan lindo para mí escaparme con vos, sin explicar nada! Fue un ejercicio de libertad que había desaparecido de mi vida ese de no contar mis próximos pasos a mi hijo y a mi madre como pidiendo permiso, como una silenciosa promesa de no volver a equivocarme. Y Buenos Aires me pareció una ciudad luminosa y abierta, como un gran abrazo para nuestro amor. Porque cuando fuimos a ese hotel, Faustino, con tanta urgencia, con tanto tiempo y tanta vida dejados de lado, mientras hablábamos y nos besabamos y llorábamos y nos reíamos, todo en la penunmbra de ese cuarto ajeno que nos pertenecía en ese momento, como una casa que hubiera sido nuestra, yo sentí que eso era el Amor. Que habías venido a regalármelo, a vivirlo conmigo.
                                 Qué libre se sintió mi corazón cuando hice aquél llamado avisando que esa noche no volvía a dormir. Y qué joven volví ser en tus brazos, Faustino, mi querido amor, único y elegido. Qué descubrimiento la pasión que cada uno despertaba en el otro. Qué maravilloso aquel largo, largo momento de reconocernos y besarnos, lamernos, saborearnos, degustar nuestros sexos, con nuestros dedos, nuestros ojos, nuestras bocas, nuestra piel. Y todos esos bellos momentos, sublimes recreos  del tedio de la soledad, en el que fuimos esos amantes recuperando caminos, historias, caricias; solos en medio del universo. Unicos. Soy, después de eso, una mujer cabal.
                                  Por tu decisión de venir a encontrarme y conocernos, re conocernos de verdad, hoy miro de frente a mi hijo defendiendo mi identidad, mi privacidad, mi libertad sin culpas y a mi madre, a quien he dejado bien en claro que voy a escribir mi historia con mi propia letra, con mi  corazón y mi sangre. Y puedo asimismo, pararme ante vos dueña de mi misma, entera, por el amor que te tengo y que ya es así, sin remedio posible. Este amor es lo que ha hecho de mí, la que soy ahora, perteneciéndome enteramente.
                                   Y por todo ésto, es que escribo esta carta de amor. Escribo esta carta sin ninguna duda, Faustino querido. Escribo esta carta mirándote a los ojos y abrazándote de la misma forma que lo hice cuando estabas frente a mí, hace dos meses. Y que lo haré la próxima vez que nos abracemos, si hubiera otra vez.
                                   A los veinticuatro días exactos despues de despedirnos, supe que estaba embarazada. Te das cuenta? Cuando me dieron la noticia sentí que todo mi cuerpo era una gelatina en la que se mezclaba la felicidad, el miedo, la tristeza y sobre todo, una oscura soledad incontenible. Nunca pensé en esa consecuencia. Estoy segura, amormío, que ninguno de los dos lo pensó. Cuando pude sostenerme en mi esqueleto, salí a la calle como una loca. Llevaba conmigo la mejor noticia jamás esperada. A los cuarenta y ocho años, mi cuerpo te recibía y lo proclamaba. Caminé y caminé, hasta que encontré un banco en una plaza en el que me senté a sentir con el pensamiento todo lo que me pasaba. Mi cabeza era un torbellino de luces y sombras. Me costaba respirar. Hasta que el llanto pudo más que cualquier sensación y lloré con sollozos, mocos, toses, como una pequeña niña en penitencia. Estuve así un largo rato; pero cuando entré en mi casa ya había tomado una decisión.
                                       Hace una semana, Faustino de mi vida, que interrumpí el embarazo. Lo hice por mí, por vos, por nuestras familias. Pero sobre todo lo hice por mí y por él. Por mí y por nuestro amor. Por mí y por vos. Por todo lo que tendrá de bello y triste nuestro amor, que ahora, después de haber tenido a nuestro hijo creciendo en mí durante todos esos días; que sentí toda esa fría e inamovible soledad, todo ese miedo que debe ser parecido al que vos sentías en Malvinas, despues de todo eso, sé (lo sé conmigo entera) que no quiero un amor a medias. Y que este no es un acto de cobardía como el de mis dieciocho años, cuando renuncié a nuestro amor. Ahora soy una mujer valiente que defiendo nuestra historia de amor de todo lo que pueda quitarle la esencia que la hizo única. Nuestro amor nos ha salvado de tener una vida parejamente gris, como la de tantos. Y eso es lo que le he explicado a nuestro hijo antes de dejarlo ir: que él es una estrella fugaz que siempre volverá en mi memoria y tal vez en la tuya, seguramente en la tuya también, amor querido, Faustino de mi alma; una estrella fugaz a la que siempre podremos pedirle que nos cumpla un sueño. Tenés que comprenderlos así, por favor. Tenés que vivirlo como yo, para sentir que somos dos valientes a los que el Amor ha salvado de nuevos errores.
                                      Nuestro hijo no sufrirá la soledad, ni el miedo, ni el peligro de la guerra, ni la distancia, ni la ausencia. No habrá para él la tristeza que se desprende de los errores cometidos y no deberá vivir con la leve infelicidad tan silenciosamente dolorosa de los que no se animaron a elecciones más riesgosas, como nos pasa a nosotros cada día. Su piel siempre estará lisa sin que la dañe la mirada de los otros. Podremos inventarle una risa clara y una mirada intensa. Podremos hacer de él, soñarlo, pensarlo, como nos hubiera gustado que fuera, sin temer para él el fracaso, el desamor, la desdicha de la enfermedad.
                                      Ya ves, mi Faustino, mi amor de siempre, he cometido un acto supremo de egoísmo, de salvación, de generoso amor, según se mire. Y lo he cometido sola, también. Sin compartir el opaco dolor de la decisión, la pena de la oquedad en mi cuerpo, la suave penumbra de mi abrazo inútil. Pero sí necesito compartir con vos la furiosa rabia de mi valentía, el inicio de esta mujer inclaudicable en defensa de su alma que ahora soy, la elección de una ilusión para siempre, la tristeza vana de los amores imposibles. De nuestro amor imposible, que ha dejado de serlo, pero que ya no es ni éso.
                                       Con todo ese amor, te beso con los besos que sí nos dimos, perteneciéndote ahora mas que nunca antes.
                                                                                                     Tu Celina

                                   
                                  

sábado, 9 de julio de 2011

día de la independencia

La despertaron los pájaros y unas risas que pasaron junto a su ventana.
Al principio, fue un sobresalto del alma, latidos tropezando en su corazón; después, fue la fresca memoria del
adiós y la mudanza.
Se vistió con cuidado, sintiéndose dueña de cada movimiento. Y así se paró ante el espejo del baño, tomó con determinación la tijera y se cortó el pelo de una manera un poco loca, como lo había querido tener siempre. Se miró a los ojos un momento, sonrió y comenzó el día.
Abrió las ventanas, reubicó los pocos muebles. El dormitorio quedó precioso con ese cubrecama floreado y aquellas cortinas de plumetí que había guardado tantos años.
En el comedor dió privilegio al atril y las pinturas, instalando su "taller" junto al enorme ventanal: esa es la causa ahora de su vida. Una de las causas. La otra es  vivir con alegría, sin que importe casi nada más.
Se encuentra, de pronto, ante el enorme espejo que le ha dejado la dueña de la casa. Sin pensarlo, le cuelga unos collares y dos chalinas de colores. Y se ríe. Le pone la ruana celeste al viejo sillón como abrigándolo y acomoda la mesa y las cuatro sillas, haciendo conjunto. 
Entonces se da cuenta que tiene hambre; que todo ese comienzo le hizo olvidar del desayuno. La cocina es pequeña, luminosa y está pintada de amarillo. La ordenó anoche, apenas llegada, cuando fue hasta el almacén por algunas vituallas. Sonrió recordando que en las dos cuadras de ida y las dos de vuelta, la habían saludado cinco o seis personas, sorprendiéndola felizmente.
Saboreó el café con leche y los bizcochos crocantes, mirando hacia el pequeño patio y disfrutando de la vista del joven ciruelo y los gorriones. "Estoy sonriendo de nuevo?" Sale a mirar las plantas, a descubrir su nuevo mundo. Se sienta en el olvidado silloncito de mimbre que tendrá que pintar y arreglar un poco, piensa, y mira el cielo. Un cielo de invierno, levemente nublado, que le trae a la boca y los ojos, un sollozo que viene guardando de ya no sabe cuándo. Y llora en silencio, un largo momento, mientras recuerda la despedida de los chicos y la última mirada Oscar, cuando ella se subía al camión de la mudanza.
Despues de todo, no se ha ido tan lejos. Los chicos pueden venir a visitarla siempre y Oscar se acostumbrará a estar sin ella. Y si no se acostumbra...
Vuelve a la casa y come otro bizcocho, se estira como un gato y siente un satisfecho cansancio. Suspira, se toca el pecho, se abraza a sí misma y decide que una larga ducha le vendrá de perlas.
El agua la despierta. Siente cada parte de su cuerpo, toda la extensión de su piel. El jabón la acaricia lentamente descubriendo una sensualidad que la sorprende, la hace reir, llorar otra vez. Tantas sensaciones, tantas...
En el dormitorio se da cuenta que ya es casi de noche y que tiene frío. Enciende la estufa y envuelta en el toallón que eligió con tanta ilusión en medio de su "loca decisión" como la llamaba Oscar, camina hacia el hogar y, con más decisión que habilidad, enciende un fuego pequeño que le parece un triunfo enorme.
El espejo la refleja y ya no puede evitarlo. Enciende la luz y la araña la ilumina enteramente.
De pie, frente a sí misma, suelta el toallón y se observa detenidamente. Ya no es joven, ni turgente, ni bella. Ya no es ágil, ni graciosa. Ya no. Pero es ella y se tiene un valiente e insoslayable amor.
Apoya todo su cuerpo contra el espejo y besa su propia boca.
Luego, mirándose otra vez a los ojos, silabea en voz alta, para escucharse decir:
-Feliz día de la independencia, querida Alicia! 

sábado, 25 de junio de 2011

cartas



                                                                                           Villa Angela; 22 de junio de 2011.-
 
 
Mi muy querida:

                          Ay, Celina, Celina! Seguramente, has pensado mil veces que soy un ingrato; que no merezco nada de vos. Y seguramente tenés razón. He dejado que el tiempo pase sin decirte que me acuerdo de vos todos los días y que más de una vez he estado por llamar a Carmen con tu nombre. Pero voy aprendiendo a vivir con ésto, mi amor: con mi mente que te piensa y con mi cuerpo que te añora, mientras la mirada de Carmen anda mirándome por detras de los ojos como buscando la causa de mis largos ratos en silencio.
                          Parece mentira que hayan pasado ya casi cincuenta días desde nuestro encuentro! Tengo tan fresco todo en mi memoria... Te juro que a veces tengo miedo de guardar señales de la pasión que vivimos en esos días. Ahora, serás para siempre el amor de mi vida, no importa lo que suceda en el futuro; aunque quiero que sepas que haré lo imposible por ir a Buenos Aires cada tanto, para renovar toda esa ilusión en cada encuentro. Recuperar el olor de tu piel y la tibieza de tu cuerpo, tu risa, los abrazos interminables, nuestra conversación, querida mía. Todo, todo, mi amor, Celina querida.
                           Sabés? El 14 de junio me llamó Pedro, mi vecino; fuimos compañeros en Malvinas y anda por ahí, como puede con su vida, pobre hombre. Tiene una esquirla en la espalda que no lo deja olvidarse y ha comenzado a fallarle un poco la cabeza. Me llama los 14 de junio aunque nos hayamos visto el día anterior y este año hizo lo mismo. Estaba un poco tomado como casi siempre y lloró al teléfono como cada año de todos los que pasaron. Maldice y llora bajito, sin que yo pueda entenderle lo que dice. Solo lo escucho y maldigo su esquirla, nuestra memoria que no se apaga, esa escondida tristeza insuperable. Y después me quedo como enojado, con esa sensación de derrota que vuelve con los recuerdos. Pero este año, no. Esta vez, mientras Pedro maldecía, yo pensaba en vos, en nuestro encuentro; en la panza de mi hija que anuncia a mi nieto y hasta en Carmen que me quiere así, sin pedirme nada.
                             Aunque yo pienso en vos a cada momento. No termino de agradecer ese trabajo que me hizo viajar a Buenos Aires y todo ese tramiterío que me sirvió de pretexto para dejar a Carmen. Qué maravillosa oportunidad me dieron la vida y vos, amor mío, cuando aceptaste que nos encontráramos! Y luego, esa especie de milagro que sucedió entre nosotros, te has dado cuenta? Nunca dejaré de celebrar esa forma tan natural con la que me recibiste. Esos días tan felices, viviendo la pasión que creíamos imposible. El recuerdo de tus besos, tus caricias infinitas, la seda de tu piel, nuestras miradas, me compensan de la otra memoria, la de la tristeza.
                               Asi que que te ruego que disculpés mi silencio, Celina de mi alma, y que pienses que ahora despues de habernos amado así, de habernos conocido tan íntimamente, será imposible para mí no amarte, aun con la distancia y las personas que habitan nuestras vidas y no pedirte que me ames como ya lo hago yo, para toda la vida.
                                              Te beso con mi boca, mi mente y mi corazón.
                                                                              Faustino