domingo, 11 de septiembre de 2011

11 de septiembre


En Gualeguay, Raymundo Torres acompañó a su nieta a la Escuela y se emocionó cuando la niñita abrazó a su maestra, la que le ha develado los primeros misterios de las letras y los números, y le dijo: "Este regalo es para vos; lo compró mi mamá. Y estas flores las cortó mi Abuelo Toto, que es el papá de mi mamá. Te quiero mucho!", mientras entregaba sus regalos.
Raymundo ha cambiado una sonrisa apurada con la "Seño" de Sol y vuelve a su casa silbando bajito. En el jardín corta unas margaritas con gesto adusto.
La caja de zapatos está en la parte alta del viejo ropero y tiene que disimular su artritis para bajarla. Con la ansiedad de un jovencito, se calza las gafas y se arrima a la mesa junto a la ventana. Busca en el fondo de la caja, entre las fotografías mas viejas y le tiemblan las manos cuando encuentra su fotografía escolar de cuarto grado en la Escuela N° 8. Espera un ratito a que se le calme la vista y entonces la distingue muy bien: a su lado, linda como era, está su señorita Nilda. Qué enamorado estaba de ella! Un nudo en la garganta lo hace sonreirse. Por ella se hizo carpintero -"él más lindo de los oficios!", decía- pero no se lo pudo contar; en ese tiempo ya no estaba en Gualeguay. Apoyó la foto en su velador y en un vaso puso las margaritas. "Soy un buen carpintero, señorita Nilda!" le contó bajito; y secándose las lágrimas de un manotazo, Toto quiso aún mas a su nieta, por ese recuerdo.
                                                                    
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En Nueva York, Mary Anne López sale para su trabajo como cada mañana, con la vista perdida, ignorando los uniformes, la tensa calma; baja del bus y camina lento, ignorando también ese pedazo de cielo que hace años no se podía ver. Se sienta en su lugar, enciende la PC, sin mirar las miradas que la miran de esa manera en esa fecha, cada uno de los últimos años. Es solo un momento y luego cada uno sigue con sus cosas. Mary Anne trabaja como una autómata y a las dieciocho apaga su PC, saluda distraída y sale.
Baja del bus y se apresura. Se mira de reojo, por pura costumbre, en la pared espejada del hall de entrada. Ya no tiene su brillante cabello negro, ni el cuerpo turgente. Ni su risa, ni su mirada envolvente de latina. Ya no le queda casi nada a Mary Anne. Solo ese secreto que la hace ser diferente a cada habitante de Nueva York, por estas fechas. Ella no lamenta el desastre. Desde ese día es suyo aquel hombre que ama tanto y que fuera tan ajeno.
Los ojos negros de Mary Anne solo se iluminan cuando escucha ese mensaje que guarda, puntualmente, cada tres días en su viejo teléfono móvil: "Esto es un infierno inexplicable. No saldré vivo. Pero si saliera,elegiría tus brazos", y se enciende otra vez su alma cuando escucha que Richard solloza como un niño.

a mi madre y a las fieles amantes

11 comentarios:

  1. Lindo contrapunto para la fecha. Un beso.

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  2. Me han conmovido los dos.
    Escribes tan bien...

    Besos.

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  3. La historia tiene sus titulares, la microhistoria que vivimos cada uno de nosotros también.
    Pero no importa lo grande del protagonista, sino los sentimientos que escriben en ella.

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  4. Todo cabe en un mismo día.

    Muy bueno.

    Un saludo.

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  5. queridos míos: ando en días de contrapunto. eso es lo que es. gracias por vuestras letras siempre acariciantes. los abrazo de a uno, de diversas formas.como debe ser.

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  6. No solo se vive la historia con mayusculas, tambien la nuestra, la de las pequeñas cosas que marcan nuestros días.

    Esa llamada guardada es emocionante. por saber como se hace, por la belleza de lo que dice: "...Pero si saliera,elegiría tus brazos"

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