A esa hora el subte está casi vacío, y él iba distraído con su adentro, asi que podía yo mirarlo sin que me viera. Tenía unas bellas manos de dedos larcos y uñas cortas y prolijas. No llevaba anillo.
Seguramente, él tambien iba camino a su casa. Era la hora del regreso de los mas tardíos.
Me llamó la atención un papel amarillo con el que jugaba distraidamente, haciéndolo girar lentamente entre sus dedos.
De pronto volvió a leer lo que en el papel estaba escrito, hizo una mueca de dolor, miró un poco hacia arriba sin ver nada y sus ojos se llenaron de lágrimas. Sin embargo, no era un hombre triste; era un hombre herido. Sorprendido por un dolor que le encorvaba la espalda y le marcaba un gesto de casi crueldad en la mirada.
Sin cambiar el gesto, ni secar las lágrimas, se paró de golpe y se bajó apurado, como dándose cuenta que esa era su estación.
Y el papel cayó cerca de mis pies lentamente, colmando mi curiosidad.
Lo alcé apurada por leer.
Con presurosa y firme letra de mujer, (respetando la métrica, qué curioso), alli estaba escrito:
Ya no soy más que yo para siempre y tú
ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro,
no sabré dónde vives, con quién,
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.
............................................ Paula
Me dió un escalofrío pequeño en las muñecas y en esa línea angosta que cierra el esternón. El nombre de Paula se leía tembloroso, desprolijo. Me despertaron los versos -a cuya autora tengo entre mis predilectas- la certera tristeza que despiertan los adioses asi, como ese, que parecía definitivo.
Me imaginé ese dolor enojado que sentimos a veces las mujeres; percibí a Paula escribiendo esos versos en el último gesto teatral que necesitamos para bajar el telón.
Habrá sido entre los dos ese silencio espeso y huidizo de miradas, cuanto las palabras ya no valen ni para decir adiós?
Subí las escaleras del subte pesadamente y, ensimismada, caminé con sed hasta mi casa, ahogada de esa angustia ajena unida a la membranza de alguna angustia mía.
Porque estos días él anda en un viaje que nunca acaba, aunque dure dos semanas, me recibió la casa sin abrazos. Suspiré hondamente, lei de nuevo los versos de Idea Vilariño y con sumo cuidado pegué el papel amarillo en la puerta de la heladera, junto a las notas que me ayudan a ver obligatoriamente las cosas que no debo olvidar.
Esos versos tienen puñales bajo las palabras.
ResponderEliminarBesos.
Jo.
ResponderEliminarComo diria...
Me dejaste sin aleinto, mejor dicho...
Que bueno esas notas en la heladera.
El olvido nunca debe ser del todo olvido.
Que bueno!!!!!!
Besos.
Me has dehado helada con tan hermosas palabras
ResponderEliminarTe deseo un feliz fin de semana
Un besito Rosa
ahora pienso que debi dedicarlo a quienes alguna vez dicen: quiero ser yo aunque me duela,cuando el amor no nos hace felices.
ResponderEliminary a Cris, por Idea Vilariño.
Miras, señora, que cosa, otra cronista asombrosa. Estaba pensando en cuanta letra dan los subtes, me sacudiste la emoción con el papelito amarillo de pegado en la heladera, de una tal Paula que no lo verá morir...
ResponderEliminarEstercita
Viajes que nunca acaban, y demasiadas esperas para que no se nos arrugue el corazón...
ResponderEliminarSaludos yun abrazo.
Son versos que se clavan en el alma.
ResponderEliminarMuy buneno Miralunas, muy bueno.
Besitos
Preciosa forma de relatar el sentir, con dulzura en superficie y ausencia en el fondo.
ResponderEliminarUna lectura muy agradable.
Besiños.
Los adioses, aunque no sean los nuestros, siempre estremecen y producen escalofríos en las muñecas, en el alma...
ResponderEliminarMuy buen "esaclofrío" éste que nos dejaste, amiga!
Besitos de espuma y feliz fin de semana!
Debieramos tener mas de muchos ese coraje de Paula.
ResponderEliminarY esta grandeza tuya de traducir a palabras cada sentimiento, cada profunda sensación que anuda las gargantas.
Un abrazo enorme compañera.
MAGAH
Yo hubiera preferido que si me dejaban lo hicieran con palabras propias, pero bueno en mi caso fue por mail.
ResponderEliminarBesos
El adios sea con una nota, un e-mail o frente a frente siempre sera dificil, complicado, terminara envenando la felicidad dando paso a un calvario de agonia.
ResponderEliminarUn gran abrazo desde Japón.
Tenès razón. Hay ahogos que dan sed.
ResponderEliminarUn beso
¿Sabe una cosa, maestra? Leí el título y me dió ese escalofrío pequeño en las muñecas y en esa línea angosta que cierra el esternón que usted describe así, tan bien. Y al seguir leyendo me angustió esa angustia ajena unida a la membranza de alguna angustia suya, que también se unió a la mía. Y ya sentir eso era dedicatoria suficiente, que además me encuentro con su mención a la bonita Idea que compartimos.
ResponderEliminarHoy cuando le lleve la carroza, le hago la reverencia.
Un beso
Hace pocos meses, cuando se fue Idea y Montevideo se quedó sin luz, se murió nuestra amante impalpable. Como tu personaje del subte dimos vuelta entre los dedos un adios cruel y amarillo como la ausencias.
ResponderEliminarMiralunas, esta es la cuarta rosa que me baleas.
Te quiere el esmoris, mucho!
Beosos
No siempre las letras llevan un único significado.
ResponderEliminarMuy bueno.
besos
Me gusta lo que has escrito. Excelentes letras.
ResponderEliminarMe gustó mucho, quizas una despedida un tanto cruel....pero ceo que yo, la utilizaria.
ResponderEliminarUn abrazo.