Mire, Piba, no se cómo decírselo así, en público, sin parecerme a la vieja Madama de aquel prostíbulo de Gualeguay, pero... qué década empieza hoy, jesú, maría y josé!
Los cuarenta, bien mirados, que es ahí dónde está el secreto, en mirarlos con ojos de gata que "parece que se deja y... no se deja", con ojos de arena humedita de amanecer entre las manos, con ojos de escote redescubierto en el espejo; en mirarlos lindo, digo, son un manjar que la vida nos regala a las mujeres y hay que saborearlos como a ese chocolate que le confiscamos a la dieta, sin nada de culpa y con entera sensualidad, mire lo que le digo.
Los cuarenta, bien mirados, que es ahí dónde está el secreto, en mirarlos con ojos de gata que "parece que se deja y... no se deja", con ojos de arena humedita de amanecer entre las manos, con ojos de escote redescubierto en el espejo; en mirarlos lindo, digo, son un manjar que la vida nos regala a las mujeres y hay que saborearlos como a ese chocolate que le confiscamos a la dieta, sin nada de culpa y con entera sensualidad, mire lo que le digo.
A los cuarenta, si no tuvimos hijos, somos las que siempre olemos bien y tenemos libertad para todo; y si los tuvimos, los hijos necesitan de nosotros pero ya no de nuestro cuerpo que se ha ido madurando en otras redondeces y sapiencias. Y si queremos tenerlos a esta edd, también podemos!
Sabemos con toda claridad que no seremos Eleonora Cassano y que una cumbia o un merengue se nos da mucho mejor al dibujo de nuestra cadera, sin hablar lo que hace un tango con nuestra mirada o un rico bolero en la latitud del ombligo.
Con hombre, con "ese" hombre mejor, la vida es una ambrosía. Pero sin hombre, la vida es una aventura en medio de un mercado con todos los sabores. El amor? El amor es un invento, Piba, un relato del alma, que hay que andar campaneándole a la vida. El amor es un duende controvertido e ilógico. Y a los cuarenta, de este tipo, ya la sabemos lunga.
A esta edad sabemos de lo que nos gusta y de lo que no nos gusta; y ya nadie nos manda a estudiar inglés, ni a hacer mandados. Que hasta podemos hacer un rinraje a la hora de la siesta y patear un tablero a cualquier hora que sea necesario.
Nuestro cabello empieza a tener el color que queremos darle, y la mirada se hace mas extensa, la espalda mas alerta, la piel y el corazón tienen las justas señales de las encrucijadas que debimos cruzar; y nuestra memoria ha dibujado un mapa de recuerdos.
A los cuarenta, Amiga, somos lindas, si no bellas, y empezamos a ser sabias, porque sabemos que el entusiasmo es mejor que la felicidad, que la risa es irreemplazable como las buenas amigas, que una madrugada inolvidable es un delicioso aderezo para el alma y que, a veces da tan rico una cena gourmet como otras, una hamburguesa chatarra: que todo según con quién.
Y que nada se parece a ese momento maravilloso de robarse tiempo para estar a solas con una misma, haciendo lo que se viene en real gana.
Y todo eso, con la bendita sensualidad para gozarla, descubrirla, reencontrarla, inventarla.
Sobre todo, si una elije llamarse Malena y oler a yuyo de suburbio desde la voz a las botas.
Vea, Piba, le regalo un cuaderno todito en blanco y una caja de crayones para que empiece a dibujar su vida con los colores que mejor se le antojen.
Y un libro con secretos. Y un rimmel mágico, para empezar cada vez como si nunca.
Un espejo que se ríe de la melancolía. Un licor contra los malos recuerdos. Un duende oficial de justicia que desaloja tristezas.
Y un abrazo como un nido.
soy Marta, esta vez
Estupendo, Marta. Ya le veo las lágrimas de emoción al Yuyo. Un beso para vos.
ResponderEliminarme encanta! me siento así en muchas cosas y voy por los treinta, saber que se viene algo aún mejor, más libre y real, acompaña este tránsito con más amor por la vida.
ResponderEliminarbesos y feliz cumple a mi tocaya cumpleañera!
Que bien se los cantaste.
ResponderEliminarEsa manera tan particular de decir que tiene Marta.
Que se venga Malena, nomas.
Abrazo.
bueno...esa frontera es culminar una fase y empezar otra
ResponderEliminarA los cuarenta, abrió los ojos y era una flor, Malena, la salvaje.
ResponderEliminarMi dios!!!!!!!! quebuenamidios!! que sabia!!, que grande!!, que linda!!, que mujer entera y que generosa de palabras!!
ResponderEliminarMe emocionaste y no tengo dudas cuanto vas a emocionar a Malena, y seguro que de esto ella sabe, pero vos lo decís así y se lo regalás!! ¿Hay mejor regalo? yo se que no.
Un abrazo doble para vos y para ella que te inspiró.
"El amor es un invento, Piba, un relato del alma, que hay que andar campaneándole a la vida. El amor es un duende controvertido e ilógico. Y a los cuarenta, de este tipo, ya la sabemos lunga..."
ResponderEliminarIMPRESIONANTE y me lo llevo prendido en el pecho, como pancarta para andar caminando por la vida.
Ya te lo dije, pero no me voy a cansar de repetirlo: GRACIAS! (con mayúscula).
ResponderEliminarY si, me hiciste piantar un lagrimón, nomas. Es que dicen que a los cuarenta uno también empieza a perder la vergüenza y anda por la vida diciendo te quiero a los que quiere, y moqueando cuando se conmueve.
Me abriste las puertas de tu casa, me abriste los brazos para tu amistad y todavía nos quedan muchas noches para compartir en la vereda, como nos gusta a nosotras.
Te quiero mucho, Marta que mira lunas.
Qué hermosos los obsequios, qué necesarios. Una belleza de regalo este texto. Un placer que nos has regalado a todos, aun cuando Malena sea su justa destinataria. Me voy a releerlo nuevamente porque es una belleza. Besos.
ResponderEliminarJoé, qué tumatxa la historia de los cuarenta!
ResponderEliminarMe quedé totalmente envuelta de esta magia tan tuya, Marta (qué bello nombre tenés, querida Miralunas! Y qué suerte haberlo descubierto hoy!)querida!
Malena, que tiene nombre de tango, estará moqueando todo el rato, yo lo estaría, pues esto sregalos que nacen de las entrañas, no tienen precio ni comparación.
Es usted grande, doña!
Un apaluso, y felicidades a la que entró en la cuarentena, que los aproveche a tope, que luego llegan los ostros, que también tienen lo suyo...
Abrazote!
;)