Cuando tenía ocho años fui desafiado por mi maestra para describir ante mis compañeros, como era mi casa: "Bueno, para entrar en mi casa es requisito indispensable el tener alas, porque la única entrada es por el gran ventanal que da al primer piso a la calle. La salida, en cambio, es por una puerta común y corriente, pues el living es demasiado angosto y no hay lugar para tomar el envión necesario que se requiere para el más modesto de los despegues. Tenemos también una mesa mágica..."
A esa altura de mi exposición desaparecí del aula siguiendo a mi oreja izquierda que había quedado atrapada entre el índice y el pulgar de la tierna mano de la señorita Dora. "Repítaselo ahora al Padre Rector". Coloqué mis orejas a una misma altura, me alineé un poco y satisfice de inmediato el pedido. "Bueno, para entrar en mi casa es requisito indispensable el tener alas..." Tanto gustó mi sencilla descripción que tuve que repetirla frente a la psicopedagoga, a tres monjas, al jefe de la cooperadora, al consejero escolar, al cura Antonio (el mismo que me enseñara el Padre Nuestro) y hasta a un policía que por ahí pasaba. Y todos coincidieron en que debían acompañarme hasta mi casa, seguro que para conocerla, y además porque querían hablar personalmente de no se qué cosa con papá. Pero los pobres se tuvieron que conformar con dialogar a gritos desde la vereda, porque para entrar en mi casa es requisito indispensable el tener alas...y por supuesto, ninguno de ellos tenía unas.
Pablo Franko - Enero de 1985
Publicado por PABLO FRANKO
en su Blog Y lo único que tenemos es un poco de tiempo
Hace un tiempo que no pido abrazos y aplausos. Pero es que hoy he encontrado con este cuento que le llevaré a Cleo, una niña con alas. Este cuento no parece, al principio, que posea el toque de sensualidad que campea en este blog. Sin embargo, este cuento estaba acompañado de una carta de amor: su autor lo usó para seducir a su chica contándole que alguna vez tuvo alas. Y eso habla de saber volar.
Como saben ustedes, volar es el requisito escencial de la sensualidad.
Por eso y por su magia, abrazos y aplausos para él.