Pablo:
Desde chiquita, desde que me acuerdo, siempre me decían: "tenés que aprender a escuchar, a ser obediente, a sentarte bien, a no gritar, a prestar más atención, a caminar sin saltar, a no bailar sin música como una loquita, a reirte sin carcajadas..." uf! y yo aprendí a aprender. Cuando me enamoré de vos, seguí aprendiendo. Aprendí a olvidarme de mí, a no quejarme, a sentirme culpable, a no esperar nada, a quererte a pesar de todo. Y aprendí a ser lo que permití que hicieras conmigo: tonta, torpe, mentirosa, descuidada, distraída, llorona, inútil e invisible. Lo que no aprendí fue a olvidarme. No me olvidé nunca de lo que me gustaba saltar y reirme fuerte y bailar sin música como una loquita. No me olvidé de prestar atención, ni de anotar en mi alma todo lo que le gustaba a mis ojos y todo lo que no le gustaba a mi corazón. No pude olvidarme de pensar y de entender. No me olvidè del tiempo en que el miedo no existía.Y no me olvidé de soñar.
Así que, esa que no olvidé empezó a soñar estrategias de libertad. Simples y secretas. Mientras me dejabas encerrada para irte a trabajar, yo aprendí a navegar por internet y a borrar las huellas de mi barquito virtual. Y como vos me exigiste aprender a cocinar y yo aprendí muy bien, comencé a publicar mis recetas en ese mundo inmensurable, donde soy como quiero ser. Y porque he soñado con tantas y tantas ganas, esa que no olvidé se escapó de mí y de vos. Y ahora mismo, te escribo esta carta para decirte que voy a salirme por la ventana, sin que me importe la mirada de nadie. Afuera me espera esa que no olvidé.
Me abrazaré a ella sin culpas y me iré cantando bajito, llevando mi alma como un barrilete, llorando por mí. Solo por mí. Mientras la tarde colorea jacarandaes.
Chau, Pablo. Me voy a seguir aprendiendo!
dedico esta entrada a Patricia 333. Enhorabuena!