ayer me topé en la tele con una película en la que estaba la grandiosa Meryl Streep viviendo una especie de aventura con su ex marido y ahí me quedé, suspendida en ella y colgada de mi alma como en cada uno de estos últimos días. hasta que en medio de un suspiro, se me dibujó por detrás de los ojos, ese instante de eternidad que hoy se me engarza como un anillo.
estaba sola en el cine (ya saben que hay películas que hacen desaparecer a todos en la intensa oscuridad), mientras lloraba con desinhibidos sollozos y suspiros "Los Puentes de Madison". y entonces sucedió ese largo instante que se acomodó en mi memoria como para "toda la eternidad".
era la lluvia, y la insoportable tristeza de Franchesca y fue su mano asiéndose, prendiéndose su cuerpo entero, salvándose en la grandiosa elección del amor (o de la libertad?), y la transgresión aterrorizada y valiente de hacer lo que el alma, o el corazón, la mente o el ombligo, no sé, ni me importa. decirle que sí a la pulsión egoísta que siempre implica para los otros cuando elegimos la libertad. o el utópico sueño. o el camino más dificil en la encrucijada.
y yo, deseando sí, sí, sí, por favor, por favor, tienes que hacerlo!, entumecida mi boca y mis manos apretando mi corazón, guiando con mi grito de silencio el movimiento de la mano de Franchesca para salir hacia su propia vida.
y entonces, no fue. no fue.
ahora mismo siento en las palmas de mis manos la tensión que sentía desde aquel instante, cuando me dije: "yo no quiero ser nunca capaz de ese renunciamiento. no me importa que ojos me miren. ni qué voces me juzguen. ni qué precios pague".
y así es como camino las veredas y cruzo calles, y escribo versos. y cuento cuentos. y he copulado al amor y he matado a cupido. y me he cargado la risa en bandolera.
aun sangrando.
mirá, Cecyamiga, por qué borde de la memoria me has hecho caminar!
tal vez, porque me voy sintiendo otra vez gata de cornisa a la que ni el viento..., a la que distrae, a veces, sólo a veces, algún gorrión atorrante y mal entretenido, con la buena luna de la madrugada sentada en el hombro.
y va siendo la vida!