"siempre habrá sol, aunque en lo ojos llueva" R. Esmoris Lara
Cuando decidió pasar por el cementerio, el sarcasmo de la soledad le arañaba el alma. "Ya ni Sandy", pensó. "Y encima, la lluvia".
Dio una vuelta por las primeras veredas y refugiado en el alero de uno de los panteones, fumó el cigarrillo que le quedaba mirando el silencio de los ángeles caídos.
Cuando se va, alza los hombros, se acomoda el sombrero y silba bajito. Anda solo el Detective, ultimamente, sintiéndose un desierto.
Camino a la parada del bondi, la ve. Apenas llovizna y ella está guarecida a la entrada del Centro Cultural Recoleta, qué ironía. Se acuerda de lo que dice su amiga Sonia: "Cada barrio tiene una puta, tenés que saber verla, nomas." Y de eso otro: "Nadie hay mas solo que una puta". Y ella de eso, sabe.
Así que piensa "veamos quién gana", salta tres charcos y se le acerca.
-Hola. Me acompañás a caminar? Total, ya estamos mojados.
Vaya a saber porqué, ella sonríe. Y es linda. Tiene unos ojos enrimmelados que no lo miran y una minifalda floreada. Hace un gesto de que no puede, que el Detective entiende enseguida. (El es especialista en gestos sin palabras).
-Empecemos por caminar; y vamos viendo.
Se acompañan despacio, con las cabezas entre los hombros, casi, con esa lluvia suave y tupida del momento, que lo hace tomarla del brazo cuando cruzan la calle y cuando entran al bar.
-Mirá- le dice ella, acomodándose el pelo corto, oscuro, empapado- Yo estoy trabajando y cobro la hora...
-Te voy a pagar, no te preocupés. Ahora te invito con un café. Para entonarnos- dice el tipo en una especie de promesa, más para sí mismo que para ella.
Después de pedir los cafés, se miran. Se sonríen con la timidez que tienen los de la calle, a veces.
-Me gusta que no seas tan joven.
-Vos parecés más viejo.
El Detective piensa que la soledad hace esas cosas. Arruga y engrisa. A ella también se le nota la soledad, pero no por eso, si no porque parece un poco asustada, no se anima a mirarlo.
Sin embargo, no fue difícil. Es viernes, la lluvia, las soledades percibidas, el café caliente. El le cuenta de su primera vez, en un kilombo de su barrio, cuando la ansiedad le hizo caer el semen en los mocasines nuevos y hubo que volver a empezar.
Ella suelta una carcajada que desentona con el lugar. "Mi primera vez no fue tan divertida", comenta como si nada. Y luego cuanta una anécdota simple, cuando se enamoró del dueño de la parada de diarios y quiso tener un hijo con él. Pero él, no. Así que lo tuvo sola y se llama Gabriel, como el Angel. Y son casi felices.
Y el Detective piensa en los ángeles del cementerio y en su vida y dice: "Yo no, yo no tengo hijos". Ella lo mira, nomas.
Cuando se dan cuenta, ha pasado la medianoche. Y ellos fueron viendo. Acercándose cautelosos, porque él se iba sintiendo cómodo y ella como sin "trabajar". Pero fue un sexo acompañado, divertido, con cigarrillos compartidos y algún beso "de verdad", con ganas, con deseo diferente de la calentura.
-Tendría que irme.- dice extrañado el Detective, porque sintió que se estaba disculpando.
-Yo también- y otra vez no lo miran sus ojos enrimmelados.
Arreglaron las cuestiones del dinero, rápidamente. Y salieron del hotel en silencio.
En la esquina, se abrazaron en un abrazo que pensaron juntos. Un lindo abrazo, nada desértico.
-Gracias, nena. Me entretuviste muy bien la soledad.
-Viste? Siempre hay alguien.- y esta vez, sí lo miró.
El Detective encendió un cigarrillo, mientras escuchaba el taconeo a la carrera para alcanzar el bondi.
Ya no llovía.
bondi: transporte colectivo local.
kilombo: prostíbulo.
mocasines: modelo de zapatos sin cordones.
Centro Cultural Recoleta: está ubicado en uno de los barrios aristocráticos de Buenos Aires, donde las putas no se encuentran en las calles.
Sonia es Sonia Sanchez, una mujer brillosa y brillante que pudo dejar de ser puta, de la que escuché yo esas frases y a quien dedico este post.
fotografía e idea robados del blog "la menor idea" de mi amigo Marcelo. mea culpa.