a veces, la vida me toma del brazo y me lleva por senderos por los que me dejo llevar: casi siempre soy feliz en esa loca aventura de salir a donde la vida me lleve;
pero otras veces, la vida me tironea de la manga y me arrastra; y allá vamos las dos como borrachas, serias, desavenidas,un poco grises. a veces, el cielo aclara. a veces, no. pero siempre vuelvo.
ahora mismo vuelvo, con algunas monedas para arrojar en ese aljibe donde se cumplen los sueños y que, inevitablemente, en mi alma, mi corazón y mi mente, sé que está en ese bosque de verde claro donde canta el pájaro azul, que mi madre me enseñó a inventar y reinventar, para que cada vez que necesite su arrullo, él esté posado en mi hombro.
hace un tiempo, donde mejor encuentro ese bosque es en este lugar y por eso siempre vuelvo.
como ahora, que vengo con una moneda que posee la pasión que le da mi alma, la intensidad que le presta mi mente y el ritmo que le marca mi corazón.
rodeada de este bosque de verdes brillantes, con árboles cuya fronda asemeja diversos encajes por los que el sol se cuela, parada de espaldas, con la ilusión de una gurisa, cierro los ojos y arrojo la moneda mientras pienso: "que sea ese libro!" y el pozo me contesta con un gorjeo musical.
y cuando estoy por irme, me acuerdo de la otra moneda y cumplo el mismo ritual: "que sean mis amigos, siempre!"
y me río en risa alta, con el pájaro azul revoloteando a mi alrededor.