Se despertó con una invisible cruz de cenizas en la frente.
Tomó el café y las tostadas de cada mañana, sin pensar en nada.
La ducha le reconfortó el cuerpo, pero no le borró la triste marca, allí, sobre el entreceño.
Se vistió sin mucho amor por ella: remera, jeans, zapatillas (bueno, "esas" zapatillas), loción fresca y el pelo como venga.
Subte y las tres cuadras hasta la oficina, cruzando Plaza Lavalle.Puso sonrisa mecánica y saludó cinco, siete, nueve veces. A esa hora llegaban casi todos.
Ascensor adormilado, tres saludos mas y su escritorio.
Botón de PC accionado, birome y anotador activados.
Paula en funcionamiento.
Margaritas amarillas marchitándose.
Las había comprado el domingo con el alma de fiesta y las había llevado a la oficina para no olvidarse de "ese" Carnaval. Era su idea, o las flores estaban "cenicientas" también?
Se tocó la frente y allí seguía la marca invisible.
Pero entonces, esperaba que Spiderman escalara los once pisos y apareciera mágicamente en la ventana?
A las diez y cuarto llegó Ernesto. Ja! Con ese Spiderman del sábado se habá olvidado de él. De todo lo que le gustaba su andar elástico y los gestos de sus manos al hablar.
"No estuvo en el baile de disfraces. Algún plan de fin de semana, claro. Nunca le faltan planes al atorrante".
Recordó con una sonrisa que su vestido negro sin espalda y la maravillosa máscara veneciana que le había prestado su Tia Elena estaban destinados a seducirlo.
Pero luego apareció Spiderman y ...
Y ahora se sentía como el Príncipe de Cenicienta y sin saber por dónde buscar.
Aquel espléndido Hombre Araña de gélidos ojos verdes y poquísimas palabras, la había hecho sentir la mas bella de la fiesta. "Bella, mucho mas que linda" suspiró.
Bailaron toda la noche con miradas y risas prometedoras y casi al alba ese hombre de ojos verdes y osado disfraz le dió, se dieron, uno de esos lentos besos de película, de ojos cerrados y bocas abiertas, con manos caminadoras y suspiros incontenibles.
Ella se quedó en un mareo de sensualidad que le puso las piernas de gelatina y él se fue sin dejar rastros.
"Al menos tiene el número de mi celular" había pensado en medio del ensueño que la llevó hasta su casa, el amanecer del domingo.
Pecó de exceso de esperanza, se ve. Ella que sabe, desde siempre, que la esperanza puede ser una traidora.
La sorprendió Ernesto,de pie frente a su escritorio mirándola burlón: "Otra vez soñando, princesa?"
Ella lo miró seria; "triste?", se preguntó el hombre de camisa impecable y delicioso perfume "que no es Spiderman" se encontró pensando Paula.
-No te burles de mi, que hoy es miércoles de ceniza y ando con un humor gris.
- Ah, mirá...! Bueno, tal vez ésto pueda cambiarte de color ese humor.
Y dejó frente a ella una cajita de color azul con un moño rojo.
La muchacha desató con apurada torpeza el lazo y cuando abrió la pequeña caja se encontró con un par de lentes de contacto de color verde.
Lo miró sin saber qué sentir y Ernesto, con el mismo gesto burlón, dijo las palabras mágicas.
-Spiderman te saluda, preciosa.
Dibujo de Flor Márquez en flor-eme.blogspot.com
Nota de la autora: Con respetuosas disculpas a los caballeros que me endulzan el alma con sus visitas a este blog, dedico esta entrada a todas las minas que leyeron con fruición a Corín Tellado y que se regocijan con las películas de amor con final feliz. Mi corazón de grillo se ha despertado felizmente cursi esta mañana. Quedan formalmente avisados.